Un segundo plato muy fácil de hacer, de
los que menos elaboración necesita.
Es una de las formas más tradicionales de
cocinar el pollo.
En una época normal que el pollo no esté
demasiado caro, hasta resulta económico.
Como decía es fácil de hacer si nuestro
carnicero nos facilita la labor y nos da ya el pollo troceado al tamaño que
deseemos, limpio de grasas y solo para lavar y cocinar.
El secreto es que quede jugoso, no se
reseque, y en su punto justo de sabor a ajo.
Ingredientes:
- Pollo a trozos para ajillo.
- Laurel.
- Ajos.
- Vino.
- Sal.
- Aceite de oliva.
Preparación de la receta:
Para dar sabor y aroma al aceite, lo
primero freímos dos o tres ajos con su piel y todo.
Después retiramos.
A continuación pelamos ajos al gusto y
cortamos por la mitad antes de añadir a una sartén grande con aceite.
De esta forma dan más sabor a la carne.
Los dejamos freír un poco sin llegar a
dorase, antes de eso, añadimos la carne a trozos, salamos y removemos para que
se mezclen bien los sabores.
Añadimos la hoja de laurel y el vino.
Dejamos hacer a fuego lento hasta que el
pollo este en su punto, doradito y tierno.
Lo servimos en una fuente con una parte
del aceite que hemos usado para cocinarlo y con los ajos por encima.
Delicioso. Se me hace la boca agua.
Espero os resulte útil. Si tenéis alguna
duda o comentario estaré encantada de leerlo.
Tiempo de elaboración: bajo.
Dificultad: baja.
SI TE HA GUSTADO COMPÁRTELO¡¡¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario